Las máquinas de los restaurantes tiene que estar siempre a punto, y por ello el mantenimiento y las reparaciones pertinentes no pueden dejarse para mañana. . Uno de los protagonistas de este mundillo es el técnico o especialista, una especie de súper héroe sin capa pero con multitud de habilidades.
Tiene que ser extrovertido y tiene que saber disfrutar de la relación con las personas, así como tener capacidad para el trabajo en equipo.
También es importante la buena presencia, aunque tampoco es necesario que sea un “Adonis”, basta con que tenga buen parecido y sea “escoscao”.
Además, su capacidad de empatía le hace muchas veces tener que sacrificar sus propios horarios, lo que es de agradecer y mucho.
Pero la más mejor de todas, es su gran habilidad para detectar las mentirijillas que le sueltan diariamente, yo creo que tienen colocado un dispositivo invisible que les permite cazarlas al vuelo en un abrir y cerrar de ojos.
Las mentiras tienen las “patitas” muy cortas y además para mentir, hay que tener memoria y en este punto se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
Pues sí, aunque estos refranes sean conocidos por todos y todas, seguimos soltando “bolas” como catedrales y el problema es que en estas cosas las consecuencias las sufre el que las cuenta.
Si nos andamos con rodeos sobre el uso que se le ha dado a la máquina, el diagnóstico del técnico y su posterior reparación o servirá para muy poco o saldrá más caro que el azafrán. Es como cuando le mentimos al médico sobre la fiebre que hemos tenido para que nos haga una receta de antibiótico.
En el caso de la hostelería, también se exagera, pero para que el especialista venga raudo y veloz al local.
A veces se le dice sin más que el lavavajillas no funciona, que no hay manera y, cuando llega el técnico ve que lo único que le pasa es que las aspas no giran adecuadamente, pero que lavar, lava, aunque sea más des-pa-ci-to…
Por otro lado, hay quien tiene la costumbre de echar Fairy o similar al lavavajillas, lo que es un auténtico disparate. Es cierto que como dice el anuncio, es el milagro anti grasa pero, para lavar a mano.
Así que cuando se llama al técnico, se le niega haber empleado este producto, y se le echa la culpa al abrillantador. El problema es que cuando llega al bar y ve la cantidad de espuma que sale por la puerta de la máquina, descubre la mentira rápidamente dejando al cliente con el culo al aire.
Y siguiendo con los lavavajillas porque dan para mucho, a veces la llamada al especialista es por lo mal que lava la máquina, entonces, éste, pregunta sin rodeos al cliente si ha hecho alguna descalcificación, algo que es respondido afirmativamente, concretamente se le dice:
“Por supuesto, ayer mismo la hicimos, faltaría más”.
Otra mentira, fácil de pillar porque cuando el técnico acude no tarda en darse cuenta que la dureza del agua es de 35º cuando lo normal es que esté entre tres y cinco, y eso es porque no se ha descalcificado jamás de los jamases.
A veces el motivo por que el que lava mal es otro, en la llamada al técnico éste pregunta con suspicacia si se le ha echado jabón al lavavajillas, algo que puede pasar aunque sea muy obvio, un despiste lo tiene cualquiera.
Cuando llega el técnico se encuentra con la garrafa del jabón totalmente vacía o la bomba dosificadora apagada, lo que sin lugar a dudas puede ser un misterio de ésos que tanto le gustan a Iker Jiménez, o a lo mejor, una mentira podrida.
Cuando el motivo de la llamada es que el cubitero hace los hielos huecos, la pregunta del técnico es muy directa:
“¿Habéis limpiado el condensador?”.
La respuesta es muy rápida “El condenador está más limpio que una patena”.
Seguro que recordaréis aquél anuncio que salía en la tele, allá por en los años noventa, ése en el que salía un mayordomo que decía eso de que el algodón no engaña, pues bien, al técnico tampoco se le engaña.
Si no se ha limpiado puede encontrarse con una manta de polvo en el condensador que casi podría servir para tapar un edificio de 20 plantas, y en este punto, no valen las excusas.
En otras ocasiones requerimos al técnico porque el armario de frío no funciona e incluso se admite “inocentemente” que se ha quitado el hielo del evaporador.
Lo que sucede es que cuando pregunta si para ello se ha utilizado un cuchillo o similar, se niega se forma rotunda:
“No, sólo lo hemos rascado un pelín, pero nada de hacer fuerza”.
La cuestión es que cuando acude el técnico se encuentra que el condensador tiene más agujeros que la capa de ozono, lo que indica el empleo de objeto contundente, tan contundente como el cuchillo de Norman Bates en “Psicosis”.
No obstante, después de exponer algunas de las mentiras más típicas, también hay que decir que los técnicos también sueltan algunas, fundamentalmente para justificar sus retrasos o para dar largas al cliente, vamos que son humanos y tiene sus defectillos, como cualquier hijo de vecino.
Como el que miente, a fin de cuentas su bolsillo lo siente, casi mejor que empecemos todos y todas a ser más sinceros, nos puede crecer la nariz como a Pinocho y sale bastante “carete”, desde luego.
Así que eso contar mentiras tralará, eso de contar mentiras tralará, va a ser mejor que lo empecemos a dejaaar…
?? Cuanta razón tienes Pilar, muchas veces se intenta engañar por la garantía. Pero los técnicos son muy listos y saben cuándo miente el cliente
Exacto, las cazan al vuelo.
Jajaja muy claro me queda que las mentiras tienen las patas muy cortas, me he reído mucho con este post
El humor nunca viene mal, gracias por tu aportación y sigue pendiente de nosotros.