Las propinas en hostelería es un gesto de cortesía y de saber hacer. Los profesionales de restaurantes, cafeterías, bares, mozos de hotel y repartidores, como todos los “currelas” del mundo mundial viven de su salario. Dentro del mismo juega un papel importante, la propina.
Cuando estamos de viaje, o como dice la copla, “en tierra extraña”, nos surge el dilema, así, en plan Hamlet pero cambiando el “ser o no ser” por “el dejar o no dejar”.
Cuando el empleado de hotel comienza a perder el tiempo en apagar y encender las luces de tu habitación, no es por tu seguridad, es para que le des una recompensa en metálico por subirte las maletas, sí, las tuyas, esas que pesan más que un saco de melones.
Además, las personas que nos hacen la cama sin dejar ni una arruga ni media, ponen chocolatinas o flores en tu almohada y dejan reluciente y ordenada tu habitación, merecen una pequeña cantidad de dinero.
Igualmente en los cruceros, las propinas son una norma, es más que recomendable dejar el último día de viaje un sobre destinado a tal efecto.
Hoy por hoy sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país, en cambio, en otros puede ser un auténtico sacrilegio irse de un establecimiento sin dejar nada de nada.
Pues sí, en esto a los españoles no nos pasa como en Eurovisión, ocupamos el primer lugar en la lista de los más tacañones, apenas dejamos un puñadillo de calderilla en casi todos nuestros destinos turísticos.
En Méjico suelen llamarnos “codos” o “amarrados”, y es que desconocemos que la propina es una parte que se añade al sueldo más que bajo de los trabajadores de la hostelería, así que lo ideal es dejar entre el 15% y el 20% del importe de la cuenta.
Para no meter la pata hasta el fondo hay que conocer los usos locales de cada país, voy a pasar a comentarlos, a ver si entre todos conseguimos dejar de ser los primeros en el ranking, yo estoy cabreadísima desde que me he enterado de nuestra fama, no nos la merecemos.
El más estricto de todos los países es Estados Unidos, las propinas conocida como “tipping” es la base del salario de los empleados de hostelería y se regula por las leyes federales.
Aparece reflejada al final de la cuenta del cliente con el concepto de “gratuity”.
Si esto no se tiene en cuenta, tenemos más que asegurada la bronca sonora del propietario del restaurante o que algún camarero nos bloquee la salida del local y nos recuerde con mucha sorna que “the tip is not included”.
En Francia, los maîtres de los restaurantes emplean otra frase igual de contundente “le service n´est pas compris”, te la tiran a la cara y te la dejan más colorada que la bandera de Japón.
Y hablando de Japón, os diré que allí si se os ocurre dejar propina, el empleado saldrá a la calle para devolvértela, incluso hasta ofendido.
En China pasa igual, son muy discretos ellos y se avergüenzan muchísimo por todo, es suficiente con dar las gracias por el servicio y se queda divinamente.
Sin embargo, en el resto de países de Asia oriental está más o menos extendida, los guías turísticos recomiendan que para viajes a Tailandia o la India se dé un euro al botones del hotel, un euro diario al guía local y al conductor del autobús.
Los finlandeses como están muy anclados a las tradiciones religiosas son muy austeros y por eso no triunfa allí el arte de la propina, no obstante se puede dejar algunas monedas para redondear el importe de la cuenta pero poco más.
Por supuesto que la propina hay que ganársela, es una muestra de satisfacción por el buen servicio que depende muy mucho de la amabilidad y trato del personal.
Por eso hay muchos estudios de psicología que sugieren ideas a los establecimientos hosteleros para que logren ganarse más fácilmente la simpatía de los clientes y consigan un mayor número de propinas.
Hay quien sostiene que se consigue tocando ligeramente la parte superior del brazo del cliente mientras que se le pregunta lo que quiere para beber.
Con ese pequeño contacto físico se demuestra que se es buena persona y que se centra toda la atención en el cliente, es más, desde siempre se ha dicho que cuando se toca a alguien en el hombro para pedirle un favor es más probable que te diga que sí.
También se dice que con una sonrisa, siempre que sea sincera, se duplican las propinas. Además, los empleados que se presentan por su nombre antes de tomar nota a los clientes consiguen más que los que no lo hacen.
Lo mismo les pasa a quienes le da por dibujar una carita sonriente en la factura o escribir un gracias por detrás, a los clientes les encanta.
La verdad es que es de bien nacido ser agradecido y eso vale para toda la gente, a principios de año fue noticia que un señor dejó 3000 euros de propina a los empleados de un local de Washington en el que almorzaba junto a su mujer, pero eso no fue lo único, el dinero, un “billetito” detrás de otro, iba acompañado de una nota que hizo llorar a la camarera y que decía lo siguiente:
Sin duda es un gesto precioso que pocos pueden imitar, este señor es un empresario de tomo y lomo, se lo puede permitir.
Al común de los mortales, simplemente, para no tener que pasar vergüenza en ningún sitio o tener que esconder nuestra cabeza en un hoyo como el avestruz, nos toca cumplir recompensando el buen servicio y dedicación de los profesionales hosteleros, siempre que lo merezcan, por supuesto…
Muy bueno! Pocos clientes sueltan un duro hoy en día!
Me alegro que te guste, Tomi,
A ver si cunde un poco la cosa y se recompensa más y mejor a los profesionales hosteleros.
GRACIAS por seguirnos!
En Praga por ejemplo es obligatoria en las cuentas, un disgusto menos
Te agradezco mucho el aviso, lo tendré en cuenta por si me ocurre viajar por allí.
Muy buen artículo. Trabejé en hoteles en mi época de estudiante universitario, ahí aprendí lo valoradas que son las propinas, por muy poco que ello signifique en dinero.
Siempre que me hospedo dejo….. siempre debajo de la almohada.
saludos