¿ QUE ES EL NO SHOW?

El sector de la restauración ha elevado su interés en el exterminio de una tendencia muy dañina: el “no show”.

Este anglicismo hace referencia a la actitud de un cliente que contrata un servicio y sin cancelarlo previamente, no se presenta en la hora convenida. En otras palabras, el “no show” es un plantón de mil pares de narices.

La defensa ante estas deserciones tan cobardes lleva mucho tiempo ejerciéndose con éxito por los hoteles.

Así, cuando reciben reservas de “carotas” que nunca se presentan en el establecimiento, se les cancela automáticamente su estancia y se les cobra un importe que puede suponer el coste íntegro de la primera noche más incluso una comisión.

Cobrar estas penalizaciones no resulta difícil, hay muchas herramientas como Paypal, TAB o 2checkout que permiten el envío de facturas electrónicas o enlaces de pago a los clientes, para el cobro de anticipos o incluso de la totalidad de la reserva.

Además, muchos hoteles cuentan en su página web con un motor que canaliza las reservas para disminuir el pago de comisiones a las agencias de viaje en línea.

 

No poner solución a esto afecta a la viabilidad de cualquier establecimiento. Por eso, no exentos de polémica, muchos restaurantes y grandes chefs están implementando sistemas que eviten el “no show”, no sólo mediante políticas de reservas sino también cobrando por adelantado una parte de la factura al solicitar la mesa.

Igualmente, el contar con el número de la tarjeta de crédito del cliente permite aplicar un recargo si éste no se presenta y no ha cancelado con la suficiente antelación su reserva.

Eso sí, todas estas medidas deben y tienen que advertirse por escrito al cliente.

Recientemente los tribunales le han dado un fuerte “tirón de orejas” a las aerolíneas que penalizan a los pasajeros que adquieren un billete compuesto por varios trayectos y que, al no utilizar uno de ellos, anulan los demás. Pues bien, no todo vale, no hay que ser “abusica”.

Menos dañino y muy eficaz es refrescarle la memoria al cliente. No es raro que haya personas a las que no les de la vida para recordar según qué cosas, y claro, como colocarle un “post it” en la frente al cliente puede ser “complicadete”, hay que acudir a la técnica.

Tan sencillo como solicitar a través de correo electrónico una reconfirmación de la reserva a todos los clientes o enviar recordatorios adicionales de la misma.

Todo muy “masticado”, es decir, a golpe de “clic”, se confirma o se facilita la cancelación sin malos rollos.

Además, algunos restaurantes a través de sus páginas web permiten a los usuarios apuntarse a una lista de espera cuando no hay reservas disponibles.

Como dice el dicho, la esperanza es lo último que se pierde, y si por casualidad queda libre una mesa, el restaurante no duda en transmitirle la buena nueva al comensal y por supuesto que lo colma de felicidad.

Pero si en realidad se quiere aniquilar la raza de los “no show” hay que crear conciencia en la clientela.

En las páginas webs de los establecimientos se explica con detalle el daño que hace sus negocios el “no show”.

A veces de forma muy gráfica, así lo hizo el chef David Muñoz, en su perfil de Twitter al publicar la foto de una mesa sin comensales con el siguiente texto:

“Esta mesa de dos personas se quedará sin ocupar en Diverxo porque no se han presentado y ni han avisado “

Es cierto que pueda sentar “malamente” que te cobren algo antes de entrar al local pero quizás deberíamos entender que un restaurante es un medio de vida para los que trabajan allí y no se puede ir por el mundo reservando cosas que ni tan siquiera vamos a probar.

Muchas veces nos hemos quedado con las ganas de cenar en un local por falta de sitio, o quizás a nosotros mismos, tras preparar con toda nuestra alma una comida de escándalo, nos han plantado sin la menor contemplación.

Como decía Jesulín: “En dos palabras: em, patía…”

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