Los restaurantes incrementan las reservas para este el día de Aragón, que año tras año se celebra el el 23 de abril el Día de San Jorge, orgulloso patrón de los aragoneses. Según cuentan, el “solico” derrotó a un dragón sin apenas despeinarse. Por eso, la hostelería no debe quedar indiferente ante una fecha tan señalada, y vaya si lo es, también es el Día Mundial del Libro porque se conmemora la muerte de dos escritores de renombre, nuestro Miguel de Cervantes y Shakespeare.
En muchos rincones se leen fragmentos de la más preciada de las obras de la literatura universal, “El Quijote” y es algo que hoy por hoy con tanto wassap de las narices no vendría mal que se hiciera igualmente en algún bar o restaurante.
No es una idea tan descabellada, recordad al Gran Café Gijón, en él a través de las tertulias literarias, se gestó la generación del 98 con escritores y poetas como Antonio Machado o Miguel de Unamuno. De verdad, que no se me está yendo la pinza, os lo prometo, la literatura es un buen acompañamiento al café diario de los establecimientos hosteleros y no sólo se cumple teniendo periódicos deportivos o del día, hay que ir más allá.
Hace poco estuve en un bar en el que las servilletas de papel tenían impresas diversos poemas y me pareció una idea alucinante. Ahí dejo el guante por si alguien se anima a cogerlo, el mundo de las letras es apasionante y atrae a muchas personas. Lo mismo hay que decir de la gastronomía, ya lo decía el dicho, las penas con pan son menos, ¡qué gran verdad!
Además, junto a cada fiesta popular siempre hay una opípara comida y es donde entran los bares y restaurantes que confeccionan unos menús de escándalo. Está claro que nos va el alcahueteo o el “alparceo”, y en cuanto sale el sol, salimos como los caracoles pero sin comer tanta lechuga como ellos.
El Día de San Jorge es la excusa perfecta para ponernos “como el Quico”, en eso Aragón tiene mucho por lo que presumir. En el top de mi lista está el rancho aragonés y más concretamente el que hace mi suegro, Don Jesús Simón, no sé qué es lo que más me gusta, si la “costillica”, la salchicha fresca, los granitos de arroz, la patata que se deshace en la boca, o el caldo que guarda sus sabores conocidos y secretos…
El caso es que este día también se celebra en muchos parques aragoneses donde acuden los peñistas que como son de mucho guisar, tienen al rancho muy presente junto a otro gran plato: las migas. Para hacerlas, hay que emplear una sartén grande, tipo paellera. . El pan tiene que ser duro y debe cortarse a trocitos pequeños, el truco está en humedecerlo salpicándolo con agua pero sin aguachinarlo. Se fríen ajos en aceite de oliva, añadiendo panceta, después se incorpora longaniza y chorizo, si es de Graus, más que mejor. Se sofríe todo tapándolo un “ratico” para que suelte todo su jugo y su color anaranjado. Después se agregan las migas, removiendo constantemente y con mucha maña durante unos diez minutos o hasta que tomen color.
Lo importante es que queden crujientes, nada de secas y, que una vez que estén listas se acompañen con uvas o huevos fritos, así estarán más jugosas todavía.
En Teruel nos hechizan con su conocido jamón, sabiamente cortado en finas lonchas y servido muchas veces con unas rebanadas de pan con tomate, lo que se conoce como “delicias”.
En cuanto a los asados, es muy popular el de cabrito, ¡está de lujo! En Zaragoza se prefiere el de ternasco, acompañado de patatas a lo pobre o panadera (las de mi suegro están de fábula). Ya en la Expo 2008 se hizo muy popular servirlo en un “mega” bocadillo que sin duda sorprendió a todos los visitantes.
Sin desmerecer al pollo “a la Pantoja”, el pollo al chilindrón es un plato exquisito y tan aragonés como el conocido Paco Martínez Soria. Se hace a fuego lento, con su “pimientico”, su tomate y mucho para untar, que es lo que mola de verdad.
Los aficionados a los postres, es decir, los “morrudos” o “lamineros” tienen donde elegir: trenza de Almudévar, “chesitas”, melocotón de Calanda, frutas de Aragón, pastas del Maestrazgo, pastel ruso, cerezas al Marrasquino, adoquines del Pilar, lanzón de San Jorge y más y más…
En el Día de Aragón se suceden los actos relacionados con el arte y la cultura en cada una de sus provincias y se conserva el esquema tradicional con la apertura de los stands del Día Mundial del Libro.
Y como todas las fiestas, se riega con el vino, si se toma acompañando a una comida contundente como la aragonesa se pasa mejor y se disfruta el triple, los excesos con el alcohol echan a perder el momento y dejan un horrible dolor de cabeza que no lo quita ni el paracetamol en vena.
Los bares y restaurantes deben estar preparados, los “peñistas” suelen agotar sus existencias y siempre necesitan acudir a un bar cercano para reponer fuerzas, tanto en bebida como en comida.
Lo mismo hay que decir de los vecinos, sean o no aragoneses, que residen en la Comunidad. Además, son muchos los visitantes que cogen el montante y se presentan dispuestos a conocer nuestra gastronomía. Hay que revindicar la tierra y ofrecerles menús apropiados y por qué no, alguna “jotica” de ésas que ponen los pelos como escarpias.
Ya para terminar os voy a dejar una “perla”, de esas que me salen del corazón:
“Y San Jorge venció al dragón, tan grande y tan terrible. El sentir aragonés va unido a su orgullo, porque fue reino, y porque se lo merecen sus gentes.
No podrán secar la garganta de sus joteros, ni silenciar el estruendo de sus tambores, ni ignorar su pecho erguido pase lo pase.
Tampoco podrán con su testarudez, que no cabezonería, porque las cosas son como son, y al que no le guste, que se vaya a cascala.
¡El domingo es el Día de Aragón, a disfrutarlo todos!”
Me engordo solo de leer esta entrada del blog. Me comería un ranchico ahora mismo y eso que acabo de comer. Pero me has dado una idea para preparar mañana, que nos gusta a todos. Que tengas un buen día de San Jorge
Los platos de cuchara son una delicia, me alegra que te haya animado mi blog, y disfruta también de este día festivo.